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Enemigos Mortales, La Obesidad y El Sedentarismo.

No hay una dupla tan mortal, como la obesidad y el sedentarismo; pero primero definamos cada uno de ellos.

La obesidad es uno de los grandes males de nuestro tiempo. Provoca diferentes tipos de trastornos y enfermedades, Por eso, desde hace décadas los especialistas en salud no dejan de advertir de lo peligroso que es acumular kilos de más. Suele ser el resultado de ingerir más calorías de las que se queman durante el ejercicio y las actividades diarias normales y se caracteriza por un índice de masa corporal igual o superior a treinta. El síntoma principal es la grasa corporal excesiva, que aumenta el riesgo de padecer problemas de salud graves.

Llamamos sedentarismo a aquellas actividades que realizamos las personas sentadas o reclinadas, mientras estamos despiertas, y que utilizan muy poca energía. Los periodos sedentarios son aquellos periodos de tiempo en los que se llevan a cabo estas actividades que consumen muy poca energía, como por ejemplo, estar sentados durante los desplazamientos, en el trabajo o la escuela, en el ambiente doméstico y durante el tiempo de ocio.

«En las últimas tres décadas, la tasa de obesidad se ha cuadruplicado entre los niños y duplicado entre los adultos mientras que el 43% de los adultos tenía sobrepeso».

Principales medidas para combatir la obesidad y el sedentarismo

Una alimentación adecuada y realizar ejercicios de forma habitual contribuyen a mejorar la calidad de vida, Las principales recomendaciones son:

  • -Consumir menos alimentos ricos en grasas y azúcares.
  • -Comer de manera habitual fruta y verdura. También legumbres, cereales y frutos secos.
  • -Realizar actividad física cada día.
  • -Evitar el tabaco y el alcohol.

Limitar el consumo de azúcares

La OMS anunció que el consumo de azúcares libres aumenta la ingesta calórica. Aparte de las consecuencias en el peso, un consumo en exceso de azúcar puede llevar a un diagnóstico de diabetes. También aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas y presión arterial alta.

Es recomendable reducir paulatinamente el consumo de azúcar en determinados alimentos. Eliminar bebidas azucaradas como refrescos. Alimentos con gran cantidad de azúcar como bollería, mermeladas o postres muy calóricos.

Comer varias veces al día fruta y verdura

Los últimos estudios de la OMS apuntan al consumo de cinco porciones diarias de fruta y verdura. Frutas y verduras se encuentran en lo alto de la pirámide alimentaria saludable. Un escalón por debajo están lácteos, legumbres, pescados y carnes blancas. Deben consumirse entre dos y tres raciones al día. Y un escalón más abajo, alimentos para consumir de forma ocasional: carnes rojas, embutidos, bollería y aperitivos.

Hacer ejercicio de forma regular

Se trata de realizar ejercicio conforme a la edad y condiciones físicas de cada persona. Es importante abandonar hábitos sedentarios y lograr rutinas más activas. Sin duda, el ejercicio aeróbico es el más efectivo y necesario. Caminar, correr, ir en bicicleta o nadar un mínimo de treinta minutos cada día es un excelente trabajo físico.

Dejar de fumar

Fumar afecta a la forma física y provoca que la actividad aeróbica disminuya. El tabaco hace que aumente la grasa abdominal y se incremente el riesgo de diabetes. También aumenta los niveles de la hormona del estrés, el cortisol. Esta alteración hace que se acumule grasa y afecte a la calidad del sueño.

Minimizar el consumo de alcohol y refrescos

Algunas bebidas alcohólicas contienen las mismas calorías que una comida, pero sin sus nutrientes. Consumir más de un refresco azucarado al día incrementa el riesgo de padecer obesidad en un 37 %. Estas bebidas se endulzan con sacarosa o fructosa, que inhibe la producción de leptina e insulina, las hormonas que regulan el azúcar en sangre y están directamente relacionadas con la obesidad.

Pesarse regularmente

Es importante para tomar conciencia de la importancia de mantener un peso óptimo para encontrarse sano. Pesarse de manera habitual ayuda a detectar cualquier aumento y corregirlo de inmediato si se han producido cambios en el estilo de vida. También es un buen indicador de posibles alteraciones debido a problemas de salud.

 

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