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Conozca Más Sobre El Hígado Graso

Es posible que no piense mucho acerca de su hígado, pero este cumple funciones esenciales todos los días. Como en otras partes del cuerpo, la grasa puede acumularse en el hígado. Esto puede dañar el órgano y provocar serios problemas de salud.

Es normal tener algo de grasa en las células del hígado, pero tener demasiada grasa puede interferir con su funcionamiento normal. El hígado actúa como filtro para remover las toxinas de la sangre, lo ayuda a digerir la comida y también mantiene constante su nivel de azúcar en la sangre, entre otras tareas.

La enfermedad del hígado graso se ha vuelto cada vez más común, pero no suele tener síntomas. Si presenta síntomas, estos pueden incluir fatiga y molestia en el lado superior derecho del abdomen.

“Hay una gran cantidad de personas que tienen enfermedades hepáticas y la mayoría de ellas no lo saben”, dice el Dr. Matt Cave, especialista en hígado de la Universidad de Louisville. “Es importante ser conscientes de la enfermedad para que las personas puedan ser examinados por sus médicos”.

Acumulación de grasa

Algunos problemas de salud, sus genes, su dieta o su sistema digestivo pueden aumentar la probabilidad de que desarrolle la enfermedad del hígado graso. Cuando esto ocurre, se llama enfermedad del hígado graso no alcohólica.

«El Servicio de Gastroenterología realizó 209 evaluaciones con Fibroscan a pacientes con riesgo de hígado graso. Los resultados mostraron que el 55% de los pacientes presentaban esta condición.

De acuerdo al MINSA, el hígado graso es una enfermedad silenciosa que afecta al 30% de la población peruana. Sin detección y tratamiento oportuno, puede progresar a cirrosis hepática, la sexta causa de mortalidad en el Perú.»

Que causa el hígado graso:

  • Obesidad: la obesidad, en general, causa inflamación de grado bajo que puede promover la acumulación de grasa en el hígado. Se estima que del 30% al 90% de los adultos con sobrepeso tienen EHGNA y la afección está aumentando en niños a causa de la epidemia de la obesidad.
  • Exceso de grasa abdominal: las personas con un peso normal pueden desarrollar hígado graso si tienen “obesidad visceral”, esto significa que tienen mucha grasa alrededor de la cintura.
  • Resistencia a la insulina: se ha demostrado que la resistencia a la insulina y los niveles altos de insulina aumentan la acumulación de grasa en el hígado en personas con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
  • Ingesta elevada de carbohidratos refinados: la frecuente ingesta de carbohidratos refinados promueve la acumulación de grasa en el hígado, especialmente cuando personas con sobrepeso o resistentes a la insulina los consumen en cantidades elevadas.
  • Consumo de bebidas azucaradas: las bebidas azucaradas como las sodas y las bebidas energéticas son altas en fructosa, que ha mostrado ser la causa de acumulación de grasa en el hígado en niños y adultos.
  • Deterioro de la salud intestinal: investigaciones recientes sugieren que tener un desbalance en las bacterias intestinales, problemas en la función de la barrera intestinal (“intestino permeable”) u otro problema de salud en esta zona puede contribuir para desarrollar la EHGNA.
Existen varios signos y síntomas de hígado graso, aunque puede que no todos estén presentes. De hecho, es posible que ni siquiera te des cuenta de que tienes esta afección:
  • ♦ Fatiga y debilidad
  • ♦ Dolor leve o sensación de llenura en el área abdominal derecha o central
  • ♦ Niveles elevados de enzimas hepáticas, incluyendo las AST y ALT
  • ♦ Niveles elevados de insulina
  • ♦ Niveles elevados de triglicéridos
Si el hígado graso progresa a EHNA, se pueden desarrollar los siguientes síntomas:
  • ◊ Pérdida de apetito
  • ◊ Náusea y vómitos
  • ◊ Dolor abdominal de moderado a intenso
  • ◊ Ojos y piel de color amarillento
El hígado es el órgano de mayor tamaño dentro del cuerpo. Ayuda al organismo a digerir los alimentos, almacena energía y elimina toxinas.

Detectar el hígado graso

La mayoría de las personas que padecen la enfermedad del hígado graso no llegan a sufrir daños en el hígado. Pero algunos desarrollan inflamación y daños en las células del hígado. Esta etapa de la enfermedad del hígado graso se conoce como esteatohepatitis no alcohólica, o NASH.

Si la NASH empeora, puede producir cicatrices permanentes y fibrosis hepática. La enfermedad hepática en esta etapa se denomina cirrosis. Puede producir fallas en el hígado o cáncer de hígado.

Los investigadores aún están intentando entender por qué la enfermedad hepática empeora en algunas personas pero no en otras. No obstante, puede tomar medidas para revertir este daño. El hígado tiene la capacidad de repararse a sí mismo, y por eso es importante detectar la enfermedad del hígado graso en las primeras etapas.

A menudo, los médicos detectan la enfermedad del hígado graso al realizar análisis de sangre por otros motivos. Si usted tiene síntomas o tiene un mayor riesgo, tal vez su proveedor de atención médica quiera realizarle análisis de sangre o imágenes. Estos análisis pueden ayudar a detectar el hígado graso y determinar cuán grave es.

El único análisis para determinar si la enfermedad ha avanzado a NASH es una biopsia de hígado. Durante la biopsia, su médico tomará una pequeña muestra de tejido de su hígado. Luego, la muestra se examina para detectar signos de inflamación o cicatrices.

“Las biopsias pueden ser dolorosas y producir sangrado, perforaciones o infección”, dice Loomba. Y muchas de las personas que se someten a la biopsia no terminan teniendo NASH. Por lo tanto, el equipo de investigación de Loomba está enfocado en llevar a cabo análisis no invasivos para la enfermedad del hígado graso. También están buscando nuevas maneras de detectar la enfermedad hepática grave.

Su equipo ha desarrollado técnicas de imágenes avanzadas que reducen la necesidad de hacer biopsias. Son capaces de medir, sin dolor, cuánta grasa y cicatrices hay en el hígado.

Revertir el daño temprano

El tratamiento más efectivo contra el hígado graso es un cambio en el estilo de vida. La pérdida de peso es de gran ayuda.

“Pero la pérdida de peso debe ser bastante significativa”, sostiene Loomba. Usted debe perder aproximadamente un 7% de su peso corporal para solucionar la NASH. Debe perder alrededor del 10% para reducir la fibrosis o las cicatrices.

Perder peso también puede ayudarlo a reducir el riesgo de padecer un ataque cardíaco o infarto. La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte entre las personas que padecen la enfermedad del hígado graso no alcohólica.

Una mejor nutrición también puede ayudar. Intente evitar subir de peso y aumente su ejercicio y limite su consumo de alcohol, ya que el alcohol puede tener efectos perjudiciales sobre la enfermedad hepática.

También podría considerar lavar sus frutas y verduras antes de comerlas, lo cual puede reducir su exposición a pesticidas.

En este momento, no hay tratamientos aprobados por la FDA para la enfermedad del hígado graso. Algunos estudios han demostrado que la vitamina E y los medicamentos para la diabetes, que también producen pérdida de peso, podrían ayudar a los pacientes con NASH. Varios medicamentos prometedores se están probando en estudios clínicos.

Para prevenir la enfermedad del hígado graso, su objetivo debe ser tener un peso saludable y evitarel alcohol.

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Estrategias dietéticas para eliminar la grasa en el hígado:
Pierde peso y evita sobrealimentarte si tienes sobrepeso u obesidad.
Deja los carbohidratos, especialmente los refinados.
Incluye alimentos que beneficien la pérdida de grasa en el hígado.

Las personas con obesidad o con diabetes tipo 2 tienen mayor riesgo de tener la enfermedad del hígado graso no alcohólica. Afecta a un 75% de las personas que tienen sobrepeso y a un 90% de las personas que tienen obesidad grave.

El consumo de alcohol en exceso también puede provocar la enfermedad del hígado graso. Esto se denomina enfermedad del hígado graso por alcohol.

“El alcohol se metaboliza en el hígado. Si usted bebe grandes cantidades de alcohol, este actúa básicamente como una toxina”, explica la Dra. Laura Nagy, quien estudia los efectos del alcohol en el hígado en la Clínica Cleveland.

Desde hace mucho tiempo se sabe que la obesidad y el alcohol contribuyen a la enfermedad del hígado graso. Pero más recientemente los científicos han descubierto que algunas toxinas cercanas a nosotros también pueden jugar un papel importante.

“El nuevo participante, por decirlo de alguna manera, es el papel de la contaminación química en la enfermedad del hígado graso”, dice Cave. Su investigación fue una de las primeras en relacionar a los químicos con la enfermedad.

Su equipo descubrió una alta tasa de la enfermedad entre trabajadores de una planta de producción química. Todos trabajaban mucho con un químico llamado cloruro de vinilo. Este químico se utiliza principalmente para producir el PVC en productos de plástico.

Desde entonces, se descubrieron relaciones entre muchos otros químicos y la enfermedad del hígado graso. Algunos químicos se encuentran en productos comunes del hogar y se mantienen en el medio ambiente. Las exposiciones a químicos pueden combinarse con otros factores de riesgo y empeorar la enfermedad.

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